Esta semana no quiero hablar de tratamientos ni de evidencias científicas que lo avalen. Quisiera hablar sobre otro tipo de terapias, como la musicoterapia y su relación con el cáncer, que pueden ayudar y mucho a aquellas personas que están pasando por procesos y etapas muy difíciles de sobrellevar.
De entre ellas la que más me ha llegado al corazón ha sido la musicoterapia. Es una terapia que pueden utilizar los pacientes para escapar de sus miedos, de su dolor, tristeza, ira, culpabilidad y un largo etcétera.
El dios Apolo presidía la música y la medicina, y Pitágoras aseguraba que a través de la interpretación musical diaria se podía llegar a una catarsis emocional y de salud.
En la Edad Media, la música era prescrita para la curación y se creía que influía sobre el carácter y el comportamiento.
Pero más que explicar cómo funciona y tipos, quisiera transcribir una historia que me impactó mientras me documentaba para mi libro que saldrá a la venta próximamente.
Caso real de lo que puede hacer la musicoterapia en el cáncer
Se trata de un enfermo terminal de cáncer que está ingresado en un hospital:
“Luigi, que estaba en un hospital oncológico recibiendo radioterapia paliativa, saltó de la cama cuando oyó al músico tocar la canción Reginella Campagnola; empezó a dirigir, cantar, bailar, e invitó a otros pacientes a que solicitaran canciones. Luigi había dirigido un coro local italiano durante 25 años. Nueve meses después, Luigi fue trasladado al hospicio (donde también trabaja el músico) y, de nuevo, pidió más canciones, dirigiendo desde su cama, susurrando las letras e invitando a los demás a que solicitaran canciones. Esta vez su hermana bailó y Luigi se reía. En la sesión final, días antes que se muriera, Luigi no podía hablar, pero aún dirigía al músico con un solo dedo, mientras la palma de la mano descansaba sobre su sábana. También utilizaba el contacto visual y movimientos de la cabeza para invitar a los pacientes de al lado a elegir alguna canción, y sonriendo feliz mientras las canciones sonaban”. (Oxford Textbook of Palliative Medicine. Fourth Edition. Pag 216)
Para más información podéis acceder a esta publicación científica